domingo, 6 de agosto de 2006

priva

La privación es algo relativo. Hay bebés muriendo de hambre, muriendo como moscas cada segundo. El hecho de que esto ocurra en otro lugar no anula esa verdad fundamental. Durante el tiempo que me lleva machacar estas pastillas, cocinarlas e inyectarlas, miles de bebés en otros países, y quizá unos cuantos en éste, estarán muertos. Durante el tiempo que me cuesta hacer esto, miles de ricos hijos de puta serán miles de libras más ricos, al ir madurando las inversiones.
Machacar pastillas: vaya un puto primo. De verdad que debería dejar las pirulas para el estómago. El cerebro y la vena son demasiado frágiles para transportar eso por vía directa.
Como Dennis Ross.
A Dennis le dio un gran colocón el whisky que se inyectó. Después sus ojos empezaron a girar, la sangre le inundó las narices, y fin de Denny. Una vez que ves la sangre de la nariz ir a parar al suelo a ese ritmo... se acabó la función. Machismo yonqui... nah. Exigencia yonqui.
Desde luego que estoy asustado, cagándome en los gallumbos, pero el que se está cagando es otro que el que machaca las pastillas. El que está machacando las pastillas dice que la muerte no puede ser peor que no hacer nada para detener este consistente declive. Ese es el yo que siempre gana las discusiones.
Nunca hay ningún verdadero dilema con el jaco. Sólo los hay cuando se acaba.

mom

«¡Mark! ¡Mark! ¡Contesta! ¡Sé que estás ahí, hijo! ¡Sé que estás ahí dentro!»
Es mi madre. Hace bastante que no he visto a mamá. Estoy aquí tumbado a sólo unos pasos de la puerta, que da a un estrecho pasillo que lleva a otra puerta. Tras esa puerta está ella.
«¡Mark! ¡Por favor, hijo, por favor! ¡Abre la puerta! ¡Soy tu madre, Mark! ¡Abre la puerta!»
Suena como si mamá estuviera llorando. Quiero a mi madre, la quiero demasiado, pero de una forma que me resulta difícil definir, de una forma que hace difícil, casi imposible, decírselo de verdad alguna vez. Pero con todo la quiero. Tanto que no quiero que tenga un hijo como yo. Ojalá pudiera encontrarle un sustituto. Me gustaría porque no creo que cambiar sea una de mis opciones.
No puedo ir hasta la puerta. Imposible. En vez de eso, decido prepararme otro chute. Mis centros neurálgicos dicen que ya es la hora.
Ya.
Cristo, la vida no se hace más fácil.
Este caballo tiene demasiada mierda. Se nota por la forma que tiene de no disolverse apropiadamente. ¡Me cago en ese cabrón de Seeker!
Tendré que hacerles una visita a la vieja y al viejo en algún momento; ver cómo andan. Haré de esa visita una prioridad; después, claro está, de que haya ido a ver a ese cabrón de Seeker.